jueves, marzo 28, 2013


UNA LLAMADA SIN DESTINO

Cuándo entraste a la casa, supe que algo pasaba. El beso frío en el rostro del niño, no fue tanto lo que me lo confirmó, sino más bien  tu sonrisa  muerta cuando me acerqué a darte la bienvenida. Tampoco te había salido la pega, pero menos te gustó que yo hubiese aceptado la oferta de la vecina. Aunque nos diera un poco más de plata, era indigno lavarle la ropa a esa vieja, pensabas. Tú ibas a conseguir trabajo.

No alcancé a darme cuenta a tiempo. No supe distinguir la frontera que traspasó ese empujón casual al pararte de la mesa. Dejé correr el silencio y la piel se justificó con hematomas cotidianos.

Hoy, el niño está grande y me preguntó por qué te fuiste de la casa. 
Le dije la verdad. Me abrazó soltando una pena desconocida. 
No vuelvas a llamar nunca más.  

©, Ricardo Pastene B., Santiago de Chile, 2011.-

LETANÍA PARA DESPERTAR LA FUERZA DE NO QUEDARSE


Quédate quieta.
Quédate muda. Quédate sola.
Quédate bruta. Quédate adolorida. Quédate mutilada.
Quédate tiesa. Quédate pateando la perra. 
Quédate lamiéndote las heridas. Quédate lavando.
Quédate escuchando. Quédate quieta. Quédate dormida.
Quédate en la casa. Quédate barriendo la rabia.
Quédate callada, te dicen.  

Quédate adonde estás. Quédate sin ir a la posta.
Quédate con la pena. Quédate sin consuelo. Quédate sin decirle nada a nadie.
Quédate con tu hombre. Quédate babosa. Quédate aterrorizada. 
Quédate conchetumadre.
Quédate sin chistar. Quédate o te aforro de nuevo. 
Quédate a lavar los platos rotos.
Quédate cuidando los niños. Quédate llorando sola.

Quédate lejos de la puerta.
Quédate quieta. Quédate mirándome.
Quédate quieta te dicen. 
Quédate sin reclamar tanto. 
Quédate sin salir de la casa.
Quédate adentro, mierda. 
Quédate sin mirarme así. 

Quédate riéndote, quédate queriéndome, quédate que yo te amo como a nadie.  

Quédate, que yo voy a cambiar, te lo juro.

Quédate, no te vayas.

(editado en libro "Basta! 100 hombres contra la violencia de género", Asterion ediciones, asterionediciones@gmail.com)

©, Ricardo Pastene B., Santiago de Chile, 2011.-

CIUDAD  SEGREGADA

Vivo en Quilicura. Conseguí  trabajo en Lo Barnechea.  Tengo  como una hora para leer el diario. Es lindo por allá. Me vengo con un colega en su Charade enchulado. Me deja en Independencia, a una larga micro de la casa. Mi señora me llama desde su pega en Maipú. No alcanza a pasar a buscar a las niñas a la escuela. Voy yo. Las niñas están aburridas. Siempre lo mismo. No entienden por qué los papás trabajan tan lejos de la casa.  Caminamos al paradero.  En la micro, las niñas se duermen.   En casa, apenas se oye un ‘buenas noches’.
Santiago, 27 de enero de 2012

EL CORAZÓN DE LA CIUDAD


EL CORAZÓN DE LA CIUDAD

Cada mañana, Lilith, recoge sus herramientas y sale a su trabajo, en el corazón de la ciudad. En este tiempo, muy pocos la ven: el corazón de la ciudad se ha hundido en las profundidades, en un lugar secreto debajo de una plaza, a pocas cuadras de la Alameda. Ella se dedica a preservar el espacio que aún le queda para latir.
Hoy será un día especial. Lilith abrirá la puerta secreta para dejar entrar la luz y a los vecinos del lugar.  Yo vine. Al salir, le pregunté a Lilith por qué lo había hecho.  “Alguien tenía que hacerlo.”
Autor: Ricardo Pastene Beytía
Santiago, 28 de marzo de 2013.-



Esta imagen no me pertenece, pero aplica bien... para hacer más linda esta ciudad,...